Comienza la andadura de este espacio con el comentario de la biografía sobre Steve Jobs escrita por Walter Isaacson, como no podía ser de otra manera para un blog que intenta conjuntar la literatura con las nuevas tecnologías.
Nadie como Jobs representa mejor lo que ha supuesto la revolución de la informática en nuestras vidas a lo largo de los últimos treinta años y el libro hace un recorrido por un personaje interesante, de múltiples caras y que no puede dejarnos indiferentes.
Aunque es una biografía se aleja desde el principio de la adulación simplista gracias a que el autor se basa en las entrevistas realizadas a gran parte de las personas que estuvieron en contacto más o menos directo con Jobs. En su recorrido aparecen todas sus aristas, desde la imagen de un verdadero visionario y genio adelantado a su tiempo hasta su faceta más miserable y ruin, sobre todo en el trato con muchos de los que tuvieron que sufrirlo.
El relato nos introduce, desde los primeros párrafos, en un mundo trepidante en el que brilla la obsesión de Jobs por crear desde la belleza y la perfección extrema. Destaca la idea de crear objetos no para satisfacer las necesidades de las personas sino que crearan esas necesidades en los que adquieren estos productos.
El autor nos muestra a un Jobs sensible, cruel, perfeccionista, romántico, descuidado y convencido de su genio por encima de todo. Sus obsesiones sobre la filosofía y la religión oriental, su relación con las drogas de todo tipo o su estricta dieta vegetariana se entremezclan en un hombre tiránico y voluble que utiliza a las personas según su capricho con el único objetivo de alcanzar su meta: crear objetos perfectos en su fondo y en su forma, en su exterior y en su interior.
Me quedo con la idea de que alguien puede hacer algo imposible si no sabe que es imposible. O con la imagen de Jobs de que Microsoft representa algo obscuro porque no tiene gusto como concepto básico, no en las pequeñas cosas sino en la esencia de todo lo que hace, frente al deseo suyo de medir todo y buscar la perfección incluso en los interiores que no se ven. También con la idea de que a lo sencillo puede llegarse muchas veces desde un proceso muy complejo.
Resulta constante la comparación entre el mundo de Jobs frente al otro gran monstruo de la informática que ha compartido espacio y tiempo con el: Bill Gates. Representan dos formas de ver el mundo entre dos personas que se desprecian (quizás no tanto en realidad) porque vienen a ser concepciones vitales opuestas.
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